Tuesday, November 25, 2008
Un Caballero no tiene memoria
Excepto para memorizar artículos y definiciones.
Tengo que aceptarlo, reconocerlo, lo que sea. Me encanta conversar con mujeres bonitas y más encima coquetas. Digamos que es uno de mis placeres bien culpables, pero no ando buscando cualquier momento ni tampoco me declaro oportunista. Que quede claro desde ya. Que los hombres seamos menos disimulados para este tipo de cosas no es ningún descubrimiento.
Como dijo una tipa por ahi: no es ningún delito, pecado o contradicción coquetear, si esto no va más allá de un momento entretenido. Y para mi resulta eso, un momento, y también hay que saber como hacerla. No vas a ponerte a decir algo tan directo, pero tampoco algo tan pavo. Y no vengo acá dándomelas del que se las sabe por libro, porque es mentira. Con suerte sé que mañana es miércoles y porque tengo el calendario al lado.
El momento es lo importante en este tipo de situaciones. Mostrarse audaz y al mismo tiempo sutil implica tener que usar armas y sacar a relucir la creatividad. Porque eso es lo otro, la gente no innova, se queda en lo mismo, los mismos discursos, los mismos piropos de maestro de la contrü (sin desmerecerlos, pues merecen todo mi respeto) y hasta las mismas palabras para una y otra. Desde ahí se parte pues, de la base de que ninguna mujer es igual a la otra y por ende, no se deberían usar los mismos discursos. Eso significa también que no con todas se puede coquetear, por lo general es más conveniente hacerlo con aquellas que no conoces o conoces poco (quedan fuera las amigas amigas, mujeres comprometidas, en mi caso) porque eso lo hace aparte de más interesante, más favorable porque resultas aún más impredescible de lo que deberías ser. Y bueno, si el momento tiene la doble intencionalidad, en ese caso aparte de usar las mejores armas, tienes que ser infalible.
Tengo que ser sincero, a mi me ha resultado cuando sé que la cosa no es seria. No sé que será, pero cuando el asunto me importa, primero me cuesta coquetearle y segundo me cuesta precisar el momento. Igual me las termino arreglando, pero mi personalidad a la mitad. Sólo en el transcurso vuelvo un poco a la normalidad.
Lo otro, me encantan esas mujeres que son coquetas de por si. Pero que son coqueteas, sin pasar a ser nada más que eso. Que tienen esos jueguitos de miradas, esas frases para el bronce que aunque sean medias clichés igual calientan la sopa. Por lo general hay un movimiento ligero en sus hombros, ese movimiento es el que me da risa y al mismo tiempo me desata un poco. Es que somos débiles, y que quede claro que no es ser infiel ni nada de eso, es simplemente debilidad. A una mujeres bonita, inteligente y simpática es difícil hacerle el quite cuando pasan este tipo de situaciones. Asi como es difícil no buscarle el momento justo para ponerla en aprietos o generar ese roce inevitable y jocoso.

Tenía ganas de escribir de esto, porque sé que varios de los que lean este post se van a sentir un poco identificado, y porque aunque sea hagan los/as hueones/as y estén pololeando o que se yo, no pueden evitarlo, al menos del todo. Son momentos, que a veces pese a resultar tan vanos y sin sentido, le dan un poco de color a esos días bien fomes de mucho estudio y poca diversión.
Asi que coqueteele a la vecina no mas, a la niña que viene en la micro, al tío del kiosko, a la niña del pan del supermercado, a la promotora de lysoform (xD!) y a quien quiera, si esto no daña y hace bien para la salud.

Ah y tú no leiste esto >_<
 
posted by Voknahelio at 7:39 PM | Permalink | 3 comments